Reflexión: La Demencia en Huancayo


En Huancayo, ciudad que respira historia entre montañas y conserva la calidez de sus tradiciones, la vejez se vive con una mezcla de sabiduría y silencios. Sin embargo, hay un tema que poco a poco comienza a hacerse más visible en los hogares, en los centros de salud, y en las conversaciones de las familias: la demencia.

La demencia no llega de golpe. En muchos casos, empieza con pequeños olvidos: una receta que antes se repetía de memoria, el nombre de un nieto que tarda en recordarse, la confusión al regresar del mercado. Al principio, se piensa que es parte natural de envejecer, pero con el tiempo esos olvidos van creciendo, y con ellos, el miedo y la incertidumbre.

En Huancayo, muchas familias viven esta realidad en silencio. No es raro escuchar frases como “ya está viejito, por eso se olvida”, o “antes era bien avispado, ahora ya no quiere salir ni hablar”. En parte, esto se debe a que todavía cuesta reconocer que la memoria también puede enfermar, y que no todo olvido es normal.

Detrás de cada persona con demencia hay una historia que merece ser escuchada, una familia que se esfuerza por cuidar, muchas veces sin saber cómo, y un sistema de salud que aún tiene mucho por mejorar. Los adultos mayores aquí han sido campesinos, comerciantes, maestros, madres y padres que construyeron con sus manos la ciudad que hoy tenemos. Verlos perder poco a poco sus recuerdos es también un reto para nuestra memoria colectiva.

Lamentablemente, muchas veces no se cuenta con un diagnóstico claro, ni con orientación para los cuidadores. Faltan especialistas, programas comunitarios y espacios donde se pueda hablar del tema sin vergüenza. Además, muchas personas mayores viven solas o con familiares que trabajan todo el día, lo que agrava aún más la situación.

Aun así, hay esperanza. Cada día son más las voces que piden atención para este problema. Algunos centros de salud están empezando a detectar los primeros signos de demencia. Se están creando pequeños espacios de recreación y talleres para los adultos mayores. Y sobre todo, hay familias que, con amor y paciencia, acompañan a sus seres queridos en este camino difícil.

La demencia no solo borra recuerdos, también pone a prueba nuestra forma de mirar a la vejez. En Huancayo, tenemos la oportunidad de construir una comunidad que no le tenga miedo al olvido, porque ha decidido cuidar, acompañar y recordar con ternura. Cuidar a nuestros mayores no es un favor: es una forma de agradecer.

Dr. C. Raúl Contreras Córdova

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